Qué se necesita para jugar
- ¡Un adulto valiente (papá, mamá, tío, tía... cualquiera con la espalda en orden!)
- Un niño animado y con un peso que el adulto aguante cómodamente
- Una superficie blanda: cama, colchón, tatami o alfombra mullida
- ¡Creatividad y buen humor para dar las órdenes!
Objetivo
El niño debe seguir las instrucciones del adulto, colocando manos y pies en partes específicas del cuerpo de él/ella o del adulto. El desafío es mantener el equilibrio —y la diversión— ¡sin caerse! Pero si se cae, no pasa nada: la cama está ahí para amortiguar y reírse.
Reglas
- El adulto se acuesta boca abajo sobre una superficie blanda.
- El niño sube con cuidado a la espalda del adulto — de rodillas o de pie.
- El adulto comienza a dar las órdenes, como:
- ‘Mano derecha en mi cabeza’
- ‘Pie izquierdo en mi lumbar’
- ‘Mano izquierda en tu hombro’
- ‘Quédate de pie con una sola pierna durante 5 segundos’
- ‘Camina desde la lumbar hasta los hombros como si estuvieras en un puente colgante’
- Si el niño cumple la orden sin caerse, marca un punto.
- Si se cae o resbala (¡con seguridad!), el juego vuelve a empezar.
- El juego debe hacerse en un lugar blando para garantizar la seguridad de todos.
- El niño no puede saltar ni dar tirones en la espalda del adulto.
- Las órdenes deben ser adecuadas a la edad y equilibrio del niño — ¡lo importante es divertirse, no convertirse en gimnasta olímpico!
- Si hay más de un niño, pueden turnarse por ronda o por acierto.
Este juego ayuda al niño a aprender, de forma divertida, las partes del cuerpo, mientras trabaja el equilibrio, el foco y la coordinación motora. Para el adulto, también puede ser una forma ligera y bienhumorada de relajar la espalda (¡siempre que el peso del niño lo permita, claro!). Más que nada, crea un momento de conexión física y emocional, lleno de risas y complicidad entre quienes juegan.